Una vez allí, Maite nos recibió con una gran sonrisa desde su frutería. Pudimos ver con ella frutas del otoño y probamos algunas de ellas. ¡ Qué rico!... Después fuimos a la pescadería donde vimos pescados de distintos tamaños y unos bichos que se movían con unas grandes pinzas que descubrimos que se llamaba marisco y un señor nos dijo que se suele comer en Navidad. Revisamos la lista de nuestra compra y empezamos a comprar lo que necesitábamos. En la panadería los niños de Laura eligieron la barra gallega y los de Verónica la baguette, sin olvidarnos del pan sin gluten. Ya sólo nos faltaba el embutido que compramos en la charcutería, donde tuvimos que esperar a que llegara nuestro turno. Cuando llegó nuestro número, pedimos un poquito de chorizo, jamón york y queso. ¡Nuestra cesta ya estaba completa! Ya sólo nos faltaba pagar, con dinero por supuesto. Observamos como el señor cajero pasaba cada producto por su código de barras y hacía un ruido muy divertido, piiiiiii..... ¡Teníamos tanta hambre que estábamos deseando llegar a clase!
Allí cada uno eligió de qué quería su bocata, ¡qué rico estaba todo! No dejamos ni una miga...